No os vamos a decir una cena perfecta porque no existe, sólo os diremos una pequeña evidencia que os puede ayudar a entender la realidad de este falso mito que tanto se ha expandido en gimnasios. Vayamos por partes:
Como bien sabemos la insulina es la hormona que se activa cuando introducimos una carga de azucares en nuestro cuerpo. Esta misma da la orden a todos los tejidos de captar los sobrantes de glucosa en sangre y que los guarde donde sea, pero que en la sangre no se quede, para así regular la proporción de glucosa en sangre.
Durante el sueño se libera hormona de crecimiento (GH), para reparar los tejidos corporales y aumentar la quema de grasa.
Pues bien, el GH y la insulina son dos hormonas opuestas, incompatibles, por lo tanto si te vas a la cama con un pico insulínico debido a la ingesta de alimentos con índice glucémico alto, estamos inhibiendo la secreción de la hormona de crecimiento (GH). De ahí que una cena muy copiosa te levantas con la sensación de cansancio: tu cuerpo no se ha recuperado, el GH no se ha activado.
Conclusión: claro que puedes cenar hidratos en la cena, pero cuida que no sean de alto índice glucémico, lo que hará activar la insulina que es lo que debemos evitar.
Por lo tanto si tu objetivo es la pérdida de peso, una comida alta en hidratos de carbono con índice glucémico elevado no será positivo, puesto que dará lugar a una activación de la insulina y será acumulado como grasa en los tejidos.
Si tu objetivo es aumento de peso tampoco, puesto que la hormona de crecimiento no será activada como es debido, si bien este factor es también importante aunque el objetivo sea la bajada de peso.
Así que no te creas este falso mito, introduce unas verduras como acompañante en tu plato principal (por ejemplo) sin miedo a que esto te vaya a engordar.
Esperamos que hayamos aclarado vuestras dudas sobre la ingesta de hidratos de carbono por la noche.